PRÁCTICAS DE SOCIOLOGÍA
En este apartado se muestran las prácticas realizadas para la asignatura de Educación y Sociedad, para el módulo de Sociología.
Primero, hablaré sobre mi propio proceso de socialización y cómo eso me llevó a estar cursando los estudios de Magisterio.
En segundo lugar, realizaré una reflexión sobre las comunidades de aprendizaje tras una charla informativa que tuvimos de la mano de dos profesores, una del CEIP El Duende, y otro del CEIP San Lucas
MI PROCESO DE SOCIALIZACIÓN
Para poder hablar sobre mi proceso de socialización y cómo he llegado a escoger el rol de futura docente, creo conveniente mencionar a varias personas de mi familia que han contribuido al proceso, pero sobre todo hablar de mi abuelo, que es quien más peso ha tenido sobre esta decisión.
Para ello, realicé una entrevista a mi abuelo, Julián Fernández-Clemente Collado, sobre cómo había sido su experiencia como alumno, qué le hubiera gustado ver en los docentes o como le hubiera gustado que fueran, y cómo tuvo esa convicción desde que yo era muy pequeña de que iba a ser maestra.
Vivió y vive en Corral de Almaguer. Me contó que el poco tiempo que estuvo en la escuela no le sirvió para mucho. Los profesores no se implicaban en que los niños aprendieran o fueran a clase, simplemente daban alguna lección sobre cuentas básicas, leer, escribir, y sobre la historia que a ellos les parecía que debía ser contada. No importaba si faltaban o no, pues era más importante trabajar para ayudar a la familia. También la religión ocupaba un lugar importante en sus vidas, ya que todos los días había misas y se cantaba al inicio de las clases. En lo personal, le hubiera gustado que los profesores se hubieran implicado más en enseñarles y que no dejaran pasar tan fácil el no ir a clase, porque el sabe la suerte que tuvo y que no tuvieron otros de poder aprender a leer, escribir y hacer cuentas. Cabe destacar que él estaba escolarizado en los años de la posguerra civil, por lo que era una época difícil, y aún así, pudo escolarizarse en el colegio concertado cristiano de mi pueblo, La Salle.
Muchos años más tarde, inscribió a mi madre, su hija, en el mismo colegio, y para entonces las cosas habían cambiado. El sistema educativo era distinto, pero ya los profesores se implicaban mucho más en la educación y eran muy estrictos con la asistencia y la excelencia a la que aspiraban. Mi madre también ha sido muy religiosa, cosa que le inculcaron sus padres y sus tías. A su vez, asistía a clases extraescolares de laúd que impartía el colegio, pues era perteneciente a la tuna. Era amante de la música, al igual que mi abuelo y su tía, pero nunca le plantearon la opción de estudiar música. Sin embargo, fue una de las pocas mujeres de su época en el pueblo, de estudiar una carrera, pues mi abuelo la apoyó para hacerla al igual que a su hermano. Estudió Derecho, pero nunca ejerció, pues se volvió al pueblo por el trabajo de campo de mi padre y mi abuelo.
Después, fui yo. Muchos de sus gustos, experiencias e imposibles, han llegado hasta a mí de una forma casi imperceptible. Al igual que ellos, fui al colegio religioso que he mencionado anteriormente, aunque mi experiencia no fue muy grata. Durante toda mi Primaria y ESO, sufrí mucho bullying, que por aquel entonces eran “cosas de niños”, como le decían a mi madre; por suerte, eso ya está cambiando. Eso condicionó de muchas formas la manera que tengo de ser hoy en día. Siempre he deseado que lo que me pasó a mi no le pase a nadie más, o por lo menos ayudar a evitarlo, y además he tenido la creencia de que muchas veces eso se puede evitar educando a la gente, mostrándoles las consecuencias e instruyéndoles en el respeto y en que eso lo único que provoca es daños y dolor. Es una de las razones por las que elegía la docencia para dedicarme a ella en un futuro, pues es en las aulas donde mejor se puede ver cómo interactúan los niños entre ellos y evitar posibles actos dañinos; y a le vez es el escenario idóneo para educar. También me influyó el hecho de las malas experiencias escolares en cuanto a las clases de mi abuelo, pues creo que los niños se merecen que el profesor se preocupe por que todos aprendan, a su ritmo, pero aprendan, y me gustaría poder brindarles esa oportunidad.
Mi abuelo siempre me ha dicho que yo en un futuro sería una maestra, y de las buenas, pues al tener tantos primos, siempre acababa jugando con ellos y entreteniéndolos, pues siempre me han encantado los niños, y eso es algo muy importante en nuestra carrera, pues vamos a tener que convivir con ellos a diario.
Además, cuando yo era pequeña, asistía a clases de danza y sobre todo de música. Siempre he amado la música y es parte de mi día a día. Creo que es porque cuando mi madre estaba embarazada de mí, me ponía música instrumental y clásica, y de ahí desarrolle esa pasión. Tuve mucha suerte al poder mis padres apuntarme a dos actividades implicadas con la música. Pero al final, seguí adelante con las clases de música, y actualmente estudio en el Conservatorio de Toledo a la vez que la carrera universitaria. Siempre he podido compaginar ambos estudios, y me ha ayudado mucho para darme cuenta que están muy relacionados; y fue al darme cuenta de eso que decidí que yo quería ser profesora de música, pues quería poder transmitirles a los niños el mismo amor y pasión por la música que tengo yo, o por lo menos, que la aprecien; y también que aprendan que las clases de música no tienen porqué ser aburridas, pueden ser una muy buena forma de socializar con los compañeros y aprender y escuchar tanto grandes éxitos como obras impresionantes no tan conocidas.
Por último, cabe mencionar que, dada mi historia familiar, también estoy conectada con la religión, por lo que, de poder ser posible, me gustaría dar clase en un colegio religioso, para así poder trabajar con los valores de amor y respeto de la religión.
Así pues, me he percatado que, como he mencionado anteriormente, en mi proceso de crecimiento como persona, y en concreto, mi crecimiento como futura docente, está muy marcado por las experiencias de mi familia, que me han hecho querer ser una persona activa en el cambio de la sociedad a través de la educación, y poder mostrar a los demás todas las cosas buenas que hay, aunque parezcan desapercibidas o distorsionadas.
LAS COMUNIDADES DE APRENDIZAJE, REFLEXIÓN
Las comunidades de aprendizaje sustentan una educación basada en el diálogo y la inclusión.
Como sostiene la profesora Isabel del CEIP El Duende, las comunidades de aprendizaje se dan en una escuela transparente, pues es necesario todo recurso para educar a un niño, a la vez que fomenta la participación del resto en la educación y mejora la convivencia y la participación.
Es, a fin de cuentas, una nueva visión, distinta, de la educación, que no solo va dirigida al aprendizaje del alumnado, si no que también los profesores pueden nutriste del proceso de educación, pues todos tenemos algo que aportar. Así se da el Aprendizaje Dialógico (como lo denomina la profesora Charo, técnico especialista de servicios a la comunidad), pues cuanto mayores son las interacciones, mayor es el aprendizaje.
Estas comunidades se fundaron para poder contrarrestar en los centros los problemas familiares de los niños, en ambientes muy desfavorecidos. Fue el CEIP El Duende, quien comenzó con este proyecto. Para ello, informaron y formaron a las familias para que pudieran colaborar en la creación del proyecto.
Para que sea posible, es necesaria la comunicación entre asignaturas interactiva, y que haya proyectos de mejora de la escuela, objetivos a cumplir, como en el CEIP San Lucas y María. Se crean las Tertulias dialógicas, donde los niños leen clásicos de la Literatura Universal y ponen en común lo que más o menos les ha gustado. A su vez, se crean las Lecturas de Pasillo o Talleres Interactivos, donde el profesorado trabaja en lo que los alumnos necesitan más ayuda.
Están ahora en proceso las comunidades mixtas con otros centros, pero está ralentizado debido a las diferencias entre profesores.
Gracias a las afirmaciones y experiencias de los profesores de estas dos escuelas, podemos conocer muy bien en qué consisten las comunidades de aprendizaje.
Es un proyecto que tiene como fin el éxito de la transformación social y educativa gracias a un conjunto de actuaciones basadas en las interacciones y la participación de la comunidad (comunidad educativa, alumnado y familia), donde todos influyen directa o indirectamente, para conseguir superar el fracaso escolar.
Si se busca en internet, se puede encontrar un montón de información sobre estas comunidades donde se explica muy bien su objetivo, pasos, proceso, etc.; además, existen muchos cursos e incluso libros de para instruirse y adentrarse en estas comunidades o crear la propia en su escuela. Personalmente, esto me da a entender que es una forma de aprendizaje muy extendida, a la vez que novedosa.
En mi opinión, es una buena forma de aprender y educar, pues permiten adentrar el mundo exterior en el aula, que es realmente a lo que los alumnos se van a enfrentar en un futuro. Nadie está 100% preparado para los eventos de la vida, pero traer el exterior dentro, permite a los alumnos relacionar lo aprendido en la escuela con el exterior para que puedan darle un sentido a su aprendizaje, y a la vez, poder aplicarlo debidamente.
La inclusión de las familias en la educación, puede ser un incentivo para que se apliquen en la educación de sus hijos, y puedan tener una mejor relación. Pero, esto a su vez, puede provocar una sobreimplicación de los padres en la vida de sus hijos llegando a agobiarlos y exigirles más de lo que pueden hacer. Y aunque el objetivo es contrarrestar familias desestructuradas o inmigrantes, que tienen dificultades, muchas veces funciona porque consigue la unión familiar, pero otras veces puede no funcionar, ya que la implicación en su educación no es algo a lo que todos los padres están dispuestos o pueden debido a su trabajo o condiciones familiares.
En resumen, creo que las comunidades de aprendizaje son una buena opción de educación para los alumnos, pues pueden darle un significado a su educación y pueden comprobar cómo lo que aprenden tiene una aplicación real, además, que los padres puede seguir el proceso educativo de sus hijos y contribuir a él, además de que pueden aprender de él, al igual que los profesores pueden aprender de los alumnos y nutrirse del proceso para que puedan cumplir los objetivos que se plantean para mejorar la escuela.
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